"Al hombre se le puede arrebatar todo salvo una cosa, la última de las libertades humanas, la elección de la actitud personal que debe adoptar frente al destino para decidir su propio camino. Y es precisamente esta libertad interior la que nadie nos puede arrebatar, la que confiere a la existencia una intención y un sentido"



Viktor Frankl,

Superviviente de los campos de concentración nazis y creador de la Logoterapia









domingo, 19 de febrero de 2012

"...el universo entero conspira para que lo consigas"

"Cuando conoces  tu leyenda personal, el universo entero conspira para que lo consigas"


 "El Alquimista", de Paulo Coelho

El doctor Lair Ribeiro nos dice en el éxito no llega por casualidad: "En 1953, en un estudio realizado por la Universidad de Harvard, se entrevistó a todos los estudiantes de dicha universidad. Entre las diversas preguntas que se les hicieron, una trataba sobre sus metas en la vida: que querían conseguir en el futuro(...) Sólo un 3 por ciento de los alumnos escribió lo que pensaba hacer de su vida. Veinte años después se les entrevistó de nuevo a todos. Por sorprendente que parezca, aquel 3 por ciento de los alumnos que había establecido sus metas por escrito valía económicamente más que el 97 por ciento restante. Y no sólo eso, sino que estaban más sanos, alegres y satisfechos y tenían mejor disposición ante la vida que el resto de los ex alumnos entrevistados".

Hoy os traigo una de las citas más impactantes que recuerde sobre la importancia de tener una "visión" de lo que queremos conseguir en la vida. Recuerdo la primera vez que leí esa frase en la portada del libro de Paulo Coelho “El Alquimista”, como su fuerza y belleza me atrajo inmediatamente , y como leí prácticamente de un tirón ese libro  (poco después volví a leerlo, otra vez de un tirón). Y es que tal cita no deja a nadie indiferente, y te obliga a preguntarte, ¿será cierto?, ¿realmente funciona así?, y yo ¿conozco mi leyenda personal? Y por supuesto, ¿qué es eso de la leyenda personal?
No me costó mucho contestar a esta última pregunta, ya que hacía ya algún tiempo que sabía cual era mi leyenda personal y que la sentía, pero no estaba tan seguro de que el universo estuviera realmente de mi parte. Aunque alguna intuición tenía de que la frase era cierta, todavía no alcanzaba a comprender como funciona eso de que “el universo entero conspira para que lo consigas”, y como soy tan racional, eso me generaba mis dudas y mis temores sobre llevar a cabo dicha leyenda personal.

Pero vamos con calma, y vamos a ver que es eso de la “leyenda personal”. Tengo que reconocer que no fue extraño para mí ese término. En seguida lo identifiqué con otro con el que había conectado años antes en un libro de Stephen Covey, y que él llamaba “la voz”. Para Covey, la voz nacía de alguna cualidad personal en la confluían los siguientes aspectos; uno, es algo para lo cual tenemos cierto talento, segundo, nos apasiona ejercitarlo, y tercero, y muy importante, eso parecía servir para que alguien más se sintiera  bien, que provee de algún beneficio importante para los demás, que nos conecta de alguna forma con ellos. Vendría a ser lo que llamamos un “don”, y que de ser utilizado produce un beneficio a los demás.

Esta “voz” por tanto, es lo que puede llenar una vida de “sentido”, y no hace falta que sea algo extraordinario o propio de un santo. Un cantante disfruta mientras hace feliz a mucha gente que escucha su música, una peluquera que disfruta poniendo guapa a su clienta está haciendo que esta mujer se sienta mejor, o un quiropráctico le arregla la espalda a su paciente. Todos ellos disfrutan con lo que hacen, producen algo de felicidad, alivio o satisfacción a otra persona, y el beneficio que producen más su disfrute  y facilidad para hacerlo les lleva a sumergirse en su actividad, a seguir mejorando constantemente, y a encontrar una motivación extraordinaria. Y están dispuestos a realizar grandes esfuerzos y sacrificios para poder hacerlo, porque en realidad, para estas personas que conectan con su voz o “leyenda personal” el sacrificio es, en realidad, “no hacerlo”. Literalmente, no pueden no hacerlo.

Bien,  y una vez que está claro que es eso de la leyenda personal, la pregunta es ¿de verdad funciona así? Pues sí, (quizá con algún pero, que trataremos en la siguiente entrada) y para aquellos tan racionales como yo quizá pueda darles una buena explicación para que se entienda.

Una de las claves es entender que tenemos a nuestra disposición mucha más posibilidades e información de las que nunca seremos conscientes, casi infinitas (y en estos tiempos de internet y el mundo globalizado más todavía); lo que pasa es que no nos damos cuenta. 


¿Y porque digo esto?  La culpa es de nuestro SARA o Sistema  Activador Reticular Ascendente, la  parte de nuestro sistema nervioso que se encarga de decidir a que prestamos atención en cada momento. Tenemos que entender que nuestros sentidos captan muchos más datos e información de los que podemos manejar conscientemente, (pensad en un largo viaje en coche y os daréis cuenta de todo lo que habéis visto y no podéis recordar)  por eso se dedica a captar sólo aquello que le hemos dicho que es importante para nosotros y nada más. Así que este SARA nos hace un gran servicio proveyendo a nuestra mente consciente sólo de la cantidad de información más relevante que pueda manejar.

 ¿Y como le decimos a nuestro SARA lo que es importante para nosotros?, pues con nuestras emociones, aquello que nos da satisfacción, que nos entusiasma, que nos alegra, que nos hace felices, etc, pero también aquello que nos preocupa, nos amarga, nos duele, etc. De hecho, esto también funciona negativamente, si tenemos muchos miedos, encontraremos peligros por todos lados (esto da para una buena entrada también).


 Así que saber lo que queremos, desearlo, sentir la emoción de conseguirlo y tenerlo (es decir, la famosa visualización), todo eso hace que nuestro SARA empiece a dejar de lado la información poco relevante y a “captar activamente” todo aquello que nos pueda ayudar a conseguir nuestros objetivos. Y cuando esto se combina con la motivación de la voz o leyenda personal, entonces se produce un tandem imbatibe, ya que se unen el inconsciente captando activamente y el consciente buscando activamente. Recordad que la conexión con la emoción futura nos motiva y activa, y así nace la energía incontenible que nos impide estar parados mientras no consigamos nuestros objetivos. 


Y es entonces cuando buscamos libros, grupos, personas, mentores, y recursos en general que nos acerquen a nuestro objetivo. Y de repente entonces nos damos cuenta de un montón de cosas que antes nos pasaban desapercibidas aunque siempre estuvieron allí (no conozco a un padre primerizo que no se haya preguntado ¿de dónde salen tantos cochecitos de bebé?). 


Todas esas personas que nos pueden ayudar a conseguir nuestros objetivos o que comparten nuestras aficiones o deseos, todos, ya estaban ahí, pero ahora los buscamos de forma activa; y la gente que nos conoce nos habla de ella o nos la presenta, o una palabra que antes pasaba desapercibida ahora nos señala que esas personas puede ser afines e importantes para nosotros o para conseguir nuestros sueños. Y la gente que comparte gustos, aficiones e intereses están encantadas normalmente de ayudarse durante el viaje por un camino que comparten gustosamente.

Así que ¿qué diferencia a la gente que consigue lo que desea de aquellos que no lo consiguen? Pues básicamente que unos aprovechan todos los recursos que el “universo” les muestra, mientras otros no son capaces de atisbar siquiera una mínima parte de ellos, limitados por su visión y sus creencias. Como decimos, unos conectan con una visión futura, la viven y saborean la emoción que les proporciona; la activación en nuestro sistema de motivación se dispara y nuestra energía se orienta decididamente  hacia nuestros objetivos.
Sin embargo, otros no viven su visión como algo posible, no se lo creen, por lo que no son capaces de experimentarlo, sentirlo y permitir que la energía se dispare en la dirección adecuada. Después de todo, es fácil de comprender, ¿por qué se van a esforzar por algo que no creen posible alcanzar ? Así que estas personas simplemente tienen deseos, pero nunca los convierten en objetivos.
¿Y por qué les pasa esto a unas personas y a otras no? Pues la culpa es de nuestras creencias limitantes, que bien podía decir que son el leitmotiv de este blog; esas creencias, que de ser revocadas y sustituidas por otras más útiles, harían que todo, absolutamente todo, fuera  diferente.....

Me parece que por hoy ya está bien, así que me despido hasta la siguiente entrada, no sin antes dejaros otro ejemplo de la importancia de tener nuestros objetivos bien presentes...
 


En 1995 John Assaraf creó un tablón de visiones y lo colgó en la pared de su oficina principal. Cada vez que veía un bien amterial que quería o un viaje que deseaba hacer, buscaba una fotografá y la pegaba en el tablón. Así se veía disfrutando ya del objeto de su deseo.
En mayo de 2000 , unas semanas después de mudarse a su nueva y espectacular casa en el sur de California, su hijo Keenan fue a visitarlo al trabajo, entró en su despacho y se sentó sobre unas cajas que llevaban allí cuatro años. Cuando keenan le preguntó a su padre que eran aquellas cajas, John le respondió que allí guarda ba sus tablones de visiones.


Después de explicarle lo que eran, John empezó a abrir las cajas y a mostrarle a su hijo aquellos tablones llenos de fotos. Después de sacar los dos primeros, no pudo evitar emocionarse al llegar al tercero. En el tablón estaba la foto de una casa que le había enamorado hacía ya cinco años, y de la cual se había olvidado durante los cuatro últimos, al retirar ese tablón y sustituirlo por otro. Pero resulta que la casa de aquella foto no le era en absoluto extraña, sino que se trataba....... de la misma casa a la que se acaba de mudar hacía apenas unas semanas. 


Y no era un casa similar. Era la misma casa. ¡La misma cuya foto había recortado de la revista Dream Homes cuatro años antes...!


Para seguir profundizando:

El Octavo Hábito. Stephen Covey

El Alquimista. Paulo Coelho

La Brujula Interior. Alex Rovira.