En los tiempos de la antigua India vivía un sabio anciano que gustaba de pasar el día a las puertas de su ciudad viendo pasar a los forasteros. Un día, uno de ellos, que aparentemente venía cargado con todas sus existencias, le preguntó:
- Anciano, dime, ¿cómo es la gente de esta ciudad?.
- Bueno, antes de contestarte, me gustaría preguntarte como era la gente de la ciudad de donde tú vienes.
- Pues no era gente buena, ciertamente. Eran egoístas, sin moral, libertinos, criticaban a sus vecinos y engañaban a sus mujeres. La verdad es que no eran buenos hombres, por eso he decidido mudarme a vivir a otra ciudad.
- Pues me temo, caballero, que la gente que aquí te encontrarás es similar a la que has dejado atrás.
Y el forastero, disgustado, dejó al anciano y se adentró a la ciudad.
Al día siguiente, por la entrada de la ciudad pasó otro forastero, éste también sumamente cargado.
-Hola anciano, he decidido dejar mi ciudad para conocer nuevos horizontes y me gustaría preguntarte como es la gente en esta ciudad.
-Bien, te contestaré, pero antes me gustaría saber como era la gente de la ciudad que has dejado.
-Ah, pues muy buena gente, la verdad. Siempre me trataron bien, con amabilidad y generosidad, eran leales y respetuosos, amigos de sus amigos y cuidaban de sus mujeres y de sus hijos.
-Me alegra oir eso, forastero, porque justo eso es lo que te encontrarás en esta ciudad.......
Hace apenas unas semanas, tuve la suerte de escuchar esta fábula de labios de una persona, cuyo primer libro ha influido en mi vida de forma decisiva. Hablo de Alex Rovira y de su libro "La Brújula Interior", y en medio de una conferencia que hablaba de cambio y transformación nos contaba esta historia cuya enseñanza está en que, en la vida, veremos aquello para lo que estamos predispuestos. Crees, luego creas, nos comentó, y auque hoy no toca, ese podría ser la enseñanza básica de una de las disciplinas que en este blog tocamos, la PNL.
Pero hoy no toca hablar de esto, simplemente me ha parecido una buena forma de presentar el siguiente resumen de dicha conferencia, que me he atrevido a redactar con idea de presentar a la revista interna de mi empresa y compartir las enseñanzas de ese día con el máximo número de personas. Así que ahí va....
“Crisis, una oportunidad para la transformación”
Este bien podría ser el título de la conferencia que dió Alex Rovira en el ESADE en medio de las jornadas formativas de Egasa y a la que tuve la suerte de poder asistir. Este escritor y conferenciante, conocido por acercar a la gente las claves del desarrollo personal en sus libros, nos habló, durante dos horas, de transformación y superación de adversidades.
Como sabréis muchos de vosotros, Alex Rovira se hizo muy popular con su libro “La buena suerte”, donde explicaba, por medio de una fábula las doce claves para tener buena suerte en la vida, definiendo “buena suerte” como aquella que uno mismo provoca y dura para siempre, en oposición al término “suerte” a secas que hace referencia a la casualidad y el azar.
Siguiendo por esos camino, hizo referencia al estudio previo que llevó a cabo para ese libro, entrevistando a gran número de personas, unas que manifestaban haber tenido “mala suerte” en la vida, y otras que manifestaban lo contrario. Después de muchas entrevistas, pudo observar, con sorpresa, que no había grandes diferencias en los hechos que habían sido significativos en la vida de esas personas, sino que la diferencia estaba en la actitud con la que las habían recibido y la capacidad que tenían para superar las negativas y aprovechar las positivas. Pudo comprobar que a la misma conclusión había llegado Martin Seligman, precursor de la “psicología positiva”, que afirmaba que las personas optimistas tienen muchas más posibilidades de éxito en la vida que los pesimistas.
La explicación, según Alex, es que los optimistas son personas que ven los reveses como oportunidades para aprender , lo que les motiva todavía más al entender que están más cerca de sus objetivos gracias a ese aprendizaje. “Unas veces se gana, otras veces se aprende”, expresó, a la vez que nos contaba la anécdota atribuida a Thomas Alva Edison, inventor de la lámpara incandescente, quien al ser preguntado por su perseverancia después de mil intentos fallidos en su búsqueda de un elemento conductor de la electricidad, respondió: “Querido amigo, se equivoca. Yo no he fracasado ni una sola vez. He identificado, con éxito, mil materiales no conductores de la electricidad.”
Por el contrario, los pesimistas, encuentran en sus reveses la confirmación de que no son capaces de alcanzar sus objetivos y por tanto, abandonan. “Lo que crees es lo que creas” repitió varias veces, haciendo referencia a que según nuestra actitud, daremos más importancia a las cosas positivas o negativas que nos ocurren, tiñendo las elegidas toda nuestra vida y reforzando nuestra primera visión
Así, él nos animó a ver los momentos de crisis con el espíritu optimista, es decir, viéndola como una oportunidad de aprender y transformarse, ya que ese es el verdadero significado de la palabra, tal y como nos comentó. Para entender mejor esto, opuso dos términos, cambio frente a transformación, entendiendo “cambio” como el movimiento que se produce por necesidad, porque el entorno presiona y no queda más remedio que moverse si no se quiere sufrir graves consecuencias. A esto le llamó reaccionar, vivir sin elección.
Sin embargo, para él la transformación significa responder, desde la elección y la consciencia, y dirigida hacia una visión positiva, o incluso, como insistía él, hacia un sentido o significado más profundo, y no por miedo a las consecuencias. En momentos de incertidumbre es fácil que tengamos miedo. Pero debemos evitar el miedo, ya que éste provoca la acumulación de hormonas del estrés, anulando nuestra capacidad para pensar y responder, y obligándonos a reaccionar de forma agresiva o paralizándonos ante las adversidades. Nos animó, sin embargo, a darle un sentido a nuestro trabajo, a generar una fuerte visión que nos ilusione y nos energice para la transformación, que nos haga superar los momentos difíciles donde lo que fue valido hasta ahora ya no lo es, pero que pueden ser el puente hacia un futuro mejor.
Para ilustrar todo esto, nos contó dos historias impresionantes de superación ante las adversidades. Una la de Hellen Keller, una niña que se quedó ciega y sorda a muy temprana edad y que gracias al cuidado y las enseñanzas de una institutriz especializada y tras un largo período de aprendizaje, aprendió finalmente a hablar y comunicarse, llegando a escribir varios libros, y a ser una importante activista de los derechos humanos y asesora de varios presidentes en materia de educación.
Impresionante también la historia de Dick Hoyt y su hijo Rick, quien sufrió la ausencia de oxígeno durante el parto, provocándole una parálisis cerebral permanente.
Gracias a sus padres, que ignoraron el diagnóstico de los médicos que indicaron que él se mantendría en un estado vegetal persistente y a los ingenieros de la Universidad Tuftss, que reconocieron que su sentido del humor indicaba inteligencia , a la edad de 12, Rick fue capaz de aprender a usar una computadora especial para comunicarse, usando movimientos de su cabeza. Cuando descubrieron que la mayor ilusión de Rick era ir con su padre cuando éste salía a correr, los dos sellaron un pacto. Dick empujaría su silla mientras corría y Rick se comprometió a estudiar una carrera y ser capaz de ganarse la vida por si mismo.
El resultado ha sido el siguiente, hasta junio del 2005, los Hoyt han participado en un total de 911 eventos, incluyendo 206 triatlones (6 de los cuales fueron competiciones Ironman), 20 duatlones y 64 maratones.
Por su parte, Rick acabó su carrera y hoy en día trabaja diseñando aparatos similares al que le permiten a él comunicarse.
Os recomiendo sin duda que acudáis a internet para saber más sobre estas historias e incluso ver vídeos acerca de Dick Hoyt y su hijo.
Creo que en estos momentos difíciles, estos ejemplos pueden servirnos de inspiración para recuperar nuestro talante optimista y ver el futuro con ilusión. Si estas personas, con graves limitaciones consiguieron los éxitos que consiguieron, ¿que no le deparará el futuro a Egasa, llena de personas con capacidades extraordinarias, si su actitud es la de la superación y la ilusión?
Seguro que un camino lleno de éxitos, y yo espero estar ahí para verlos.
Un abrazo,
Para seguir profundizando:
La buena suerte. Alex Rovira
La brújula interior. Alex Rovira
Aprenda opotimismo. Martin Seligman
La auténtica felicidad. Martín Seligman
El hombre en busca de sentido. Vicktor Frankl